El origen de los dos apellidos en los árbitros españoles
- Todocampistas
- hace 4 días
- 4 Min. de lectura
Una confusión en plena dictadura obligó a cambiar para siempre cómo se nombra a los árbitros en España, una huella histórica que perdura hasta hoy

El fútbol es un deporte vivo. Sus normas evolucionan constantemente. Sin embargo, seguimos conociendo a los colegiados por sus dos apellidos. Una rareza que tiene su origen en un episodio tan surrealista como significativo, ocurrido en plena dictadura.
El protagonista de esta historia se llama Ángel Franco Martínez, un árbitro del colegio murciano, quien cambió una tradición en el mundo del fútbol extendida en todo el mundo. En cualquier país se conoce al árbitro con su nombre y primer apellido (Clément Turpin, Michael Oliver, Daniele Orsato...). En España desde finales de los 60 no es así y el apellido Franco tiene la culpa de todo. Una costumbre hecha ley que permanece inamovible aunque hayan pasado casi 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco.
"Franco es muy malo"
Cuando Ángel Franco ascendió a Primera División lo hizo en un contexto de dictadura en España. En los estadios eran habituales los insultos al árbitro - eso tampoco ha cambiado - pero claro, cuando el que recibía los insultos se apellidaba como el dictador podría dejar situaciones comprometidas.

Para evitarlas el Gobierno ordenó que a los árbitros se les llamase por sus dos apellidos. De esta manera, se ahorraban escuchar "¡Franco cabrón!", “¡Franco, hijo de puta!”, “¡Franco, qué malo eres!” o “¡Franco, vete ya!”. También se evitaban las crónicas en los medios de comunicación con titulares como “Franco se carga el partido”, “Franco es muy malo” o “Todos culpan a Franco”. La imagen del régimen podría verse tocada y ni siquiera el fútbol logró esa pequeña fisura en un sistema férreo de censura.
Hemos hablado de Francisco Franco y de la dictadura y también hay que hablar de otro actor importante en este contexto político que atravesaba la España de los principios de los 70 como lo es la banda terrorista ETA.
'Primero vamos a acabar con el Franco del domingo y luego con el de Madrid'
El 9 de diciembre de 1970 se cerró en España el Proceso de Burgos, un juicio militar celebrado contra dieciséis miembros de la banda. Se vivieron momentos muy tensos en el país por ser un proceso sumarísimo, sin garantías legales reales, y con varias peticiones de pena de muerte que desataron una fuerte presión social e internacional. La dictadura lo utilizó como una muestra de autoridad, pero terminó generando un clima de gran inestabilidad. Cuatro días después, se celebraba el derbi vasco y como no, como una ironía del destino, con el colegiado Franco Martínez encargado de arbitrarlo.
Al régimen el partido le preocupaba mucho, se esperaba una reacción violenta y pensaban que el árbitro podría ser una vía para atacar. Para evitarlo, convocaron a Ángel Franco a una reunión “urgente y de máxima discreción” en el piso del canónigo de la Catedral de Murcia con el objetivo de que no acabase pitando ese encuentro.
Fue el propio Ángel quien lo confirmó años después: “Me llamaron a mi casa desde el Comité y me dijeron que con discreción y en una hora debía de estar en casa del arzobispo de la Catedral de Murcia. Debía asistir a una reunión sobre el partido que tenía que pitar el domingo. Una cosa rarísima. Pensé que me iban a intentar comprar, así que me hice acompañar del presidente de mi colegio, Manolo Cerezuela. Mi sorpresa fue ver que, además del canónigo, me estaba esperando el secretario personal del ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi. Había viajado hasta Murcia para verme. Me dijo que me tenía que poner enfermo, que no podía pitar en Atocha. En esos días, el ambiente estaba muy revuelto se celebraba un Consejo de Guerra en Burgos contra miembros de ETA y, al parecer, estaba corriendo por San Sebastián un rumor que decía algo así como que ‘primero vamos a acabar con el Franco del domingo y luego con el de Madrid'".
El árbitro obedeció y fingió estar lesionado para saltarse el partido. No lo supo ni su familia, no se lo permitieron. La reunión debía ser secreta y así lo fue. Por tanto, el Comité lo sustituyó por el sevillano Leonardo Soto Montesinos. El día 13, el derbi se jugó sin incidentes (por cierto, ganó la Real Sociedad, 2 a 1).

Vetado en España
Ángel Franco pitó en Primera División 17 años, lo hizo 13 como árbitro internacional. El Mundial de Argentina de 1978 le consagró e incluso llegó a ser número dos del ranking FIFA. Sin embargo, estuvo vetado para pitar las finales de la Copa Generalísimo hasta que murió el caudillo. En esas finales acudía también Francisco Franco a entregar la copa al ganador y no se querían arriesgar a que se escuchasen insultos aprovechando el doble sentido. A partir de 1975, la cosa le fue mejor, se le permitió dirigir finales de la ya nueva Copa del Rey y lo hizo en 1978, 1980 y 1984. La del 84, muy recordada. Enfrentó a Athletic Club y FC Barcelona y acabó con victoria para los bilbaínos y una espectacular tangana sobre el césped, quizá la peor del fútbol español.
Sin duda, Ángel Franco fue uno de los grandes árbitros del fútbol español, pero su nombre quedó grabado en la historia no solo por su silbato, sino por haber desafiado —sin proponérselo— la sensibilidad de un régimen que no toleraba ni siquiera el eco de su propio apellido.
留言