Cuando la historia ya no basta
- Juan Rubio
- 11 abr
- 2 Min. de lectura

El banquillo del Real Madrid debe sentirse como tener debajo un explosivo a punto de estallar. Nunca nadie puede estar tranquilo. Ni siquiera un entrenador como Ancelotti. Esa es la exigencia del club. Alguien que el año pasado levantó la Champions y la Liga, este año está cuestionado y criticado constantemente, y casi siempre con razón. Mayo decidirá si sigue o no, pero en abril parece que, salvo milagro, el ciclo del italiano acabará. El equipo no juega bien, no funciona, no gana.
El partido en el Emirates fue la confirmación de lo que se está viendo esta temporada: un rendimiento muy inferior al esperado al inicio del curso. Se intentará vender hasta el miércoles todo lo relacionado con la mística del Bernabéu, las remontadas, el miedo del rival, la experiencia de los futbolistas cuando ven el abismo bajo sus pies. Parece osado apostar en contra del Madrid. La historia lo respalda. Pero la realidad da motivos para cuestionarla.
Es inaceptable la derrota del otro día, la forma de jugar o la justificación de los cambios. La peor sensación de todas es que no parece haber un plan. Los cuatro fantásticos y el resto. Que sea lo que Dios quiera. Ya puede decir el propio Ancelotti que se le parte el equipo o que no defienden; da igual, apostará por lo mismo el siguiente día. El italiano es así, para lo bueno y para lo malo: prefiere morir con sus jerarcas que vivir con los jóvenes.
No le valen ni Endrick, ni Güler, ni Brahim. Por supuesto, tampoco le valen los canteranos, a quienes ignora hasta que no le queda más remedio, como ocurrió con Asensio. Planificación deportiva aparte, no puede ser que en una temporada sin laterales derechos de formación disponibles no haya probado siquiera a nadie del filial. No es posible que en la cantera del Real Madrid no exista nadie capaz de cumplir —ya no de brillar, simplemente cumplir— en el primer equipo. Y si fuese así, entonces hay que replantear La Fábrica. No le sirven ni laterales, ni centrales, ni centrocampistas, ni delanteros...
Da la sensación de que este año Ancelotti se ha quedado sin ideas, sin fórmulas nuevas. Nunca ha sido un entrenador vanguardista, pero sí resolutivo. Este año afronta un problema que no es capaz de resolver. No se le ve capacitado con las piezas que tiene. Quién lo diría. Es continuista y poco atrevido. Confía en que los suyos lo sacarán adelante, es lógico pensarlo, ha ocurrido muchas veces. Pero los suyos ya no son tan buenos como el año pasado: son víctimas del sistema. El equipo está muerto. Solo le queda confiar, una vez más, en los efectos paranormales del Bernabéu y esperar que la resurrección del Real Madrid se adelante al Miércoles Santo.
Comments